
No me digan que no es una tentación!! aún para los que están a dieta, un buen plato de fideos(o pasta como le dice la gente fina...)es casi imposible de rechazar!!Y si son caseritos, como estos, mejor...y si son fáciles de hacer, ni que hablar!! Por años las pastas y derivados han sido denigrados y acusados de ser engordantes, malos para la salud, poco alimenticios, y no se cuantos otro delitos más se les achacaban a los pobres e inocentes fideos, pero ultimamente han sido reivindicados...y ahora resulta que descubrieron lo que ya sabían nuestras abuelas...un buen plato de fideos es la mejor fuente de energía para el organismo, deberían ser, junto con los cereales y los panes la base de nuestra alimentación, y como si esto fuera poco...NO ENGORDANN!!(absolutamente cierto...ellos no engordan, nosotros siiiii!!). A estas virtudes podemos agregarle dos más: son muy fáciles de hacer...y también muy económicos, aunque por estos días en Buenos Aires se está haciendo un poco difícil encontrar harina, y si hay, no está muy barata que digamos. bueno, lo cierto es que HOY AMASAMOS FIDEOS DE ESPINACA!!!
MASA BÁSICA DE FIDEOS:
Primero voy a explicar como se hace la masa de fideos al huevo básica; es tan simple que casi da verguenza decir que es una explicación. Simplemente tenemos que disponer de harina común(cuantos menos ceros mejor, y si se consigue de trigo candeal es la ideal porque es más dura que la común para pan), una pizca de sal, y tantos huevos como comensales.
Colocar en un bol la harina con la sal (mezclar), e ir agregando los huevos de a uno, mientras se va amasando (es mas cómodo en la mesada, pero si no les gusta mucho por la harina desparramada por tooooooooodos lados, mejor usen el bol); para mezclar si no usan los dedos, que sea una cuchara de madera. La masa se va endureciendo a medida que absorve harina, (si les parece que queda un poco dura y difícil de amasar, no agregar agua, mejor otro huevo, o una yema). La cantidad de harina depende del tamaño de los huevos y (no se rían!!) de la humedad del hambiente...de modo tal que si amasan en un día de mucha humedad o lluvia va a llevar más harina que si es en un día de sol radiante(aunque usted no lo crea!!!). Cuando la masa no absorve más harina,( se van a dar cuenta porque la masa esta durita, no se pega y está lisa al tacto)dejarla descansar una media hora, por ejemplo, mientras preparamos la salsa con la que los vamos a acompañar. Pasada esa media hora(mas o menos, no tiene que ser exacto) es el momento de estirarla con palote; a mi me resulta muy cómodo un palo de escoba corto porque es más liviano y por ende más fácil de manipular que el clásico palote de la abuela que pesa dos toneladas!! Es importante estirar la masa bastante finita y pareja (ánimo... es un excelente ejercicio para los pectorales!!!)para que luego la cocción sea pareja. Si disponen de una de esas máquinas para pastas mucho más fácil todavía, porque ésta es la parte más complicada de hacer, y los rodillos de la máquina estiran parejito y sin esfuerzo. Cada plancha se debe enharinar de los dos lados para que no se peguen y dejarla orear media hora nuevamente...antes, las colgaban de la soga de la ropa un rato; Luego se enrolla cada plancha de masa como si fuera un pionono y se cortan con cuchillo bien afilado del ancho deseado. Las tiras resultantes deben dejarse un rato sobre la mesada enharinada para que se sequen un poco...y listo!! ya están listos para cocinar en abundante agua hirviendo y servir calentitos con manteca y mucho queso rallado o con la salsa que se les ocurra. Siempre van a quedar de primera!!
La variante de ESPINACA es muy fácil también!! sólo hay que agregar a la harina espinaca CRUDA procesada (si no tienen procesadora se puede pasar por la licuadora o también cortar hiper super finita mil veces con un cuchillo bien afilado), agregar los huevos de a uno e ir amasando como les expliqué anteriormente. Aquí lo que hay que tener en cuenta es que no se deben contar tantos huevos como comensales, como en la receta básica, porque la espinaca aporta humedad extra, entonces se nos sumaría más harina de la prevista y obtendríamos más porciones que las deseadas. Les paso una pequeña receta con las proporciones adecuadas para que entiendan, luego, según los comensales, aumenten o disminuyan las cantidades proporcionalmente.
FIDEOS DE ESPINACA
Ingredientes para 6 a 8 porciones:
-espinaca, 4 atados (limpia y sin tronquitos, procesada)
-harina, 700 gramos (más o menos, recuerden lo de la humedad!!)
-sal, 1 cucharada (ojo, no pasarse, mas vale poca, y se compensa al hervirlos)
-huevos, 4.
El procedimiento es igual que en los básicos asi que no hay excusas para no probarlos !!
ALGUNOS TIPS DE AYUDA:
-Si no les gusta mucho la idea de la espinaca cruda...hervirla al vapor sólo con la humedad que le queda luego de limpiarla, poco tiempo, para que no pierda nutrientes. Escurrirla bien y procesarla.
-El tamaño de los huevos es importante en cuanto a la cantidad de harina que absorverá la masa, asi es que nunca se pongan a amasar fideos o cualquier pasta con la harina justa, es muy probable que necesiten más de la que pensaron!!
-Si no consiguen espinacas, o no les gusta mucho, se puede reemplazar por acelga que es más suave de sabor, y tambien muy saludable.
-La proporción adecuada de agua es 1 litro por cada 100gramos de pasta, agregar los fideos cuando el agua este hirviendo, no antes, para evitar que el almidón que sueltan durante la cocción las ponga gomosas...e INCOMIBLES!
-La mejor harina para amasar pastas es la de TRIGO CANDEAL, que es mas gruesa y dura (parece más semolín que harina), pero no es muy fácil de conseguir, por eso les aconsejo, que si no consiguen esa no se hagan problemas, usen la común de la menor cantidad de ceros posible.
Algunas veces yo consigo por una amiga que tiene una amiga cuyo marido es camionero, y trae de la que transportan de los molinos a las fábricas, sobretodo en esta epoca en que en nuestra querida Argentina el conflicto del campo trajo tanto problema a los camiones que quedaban varados en las rutas por semanas.
Espero que con estos consejos se animen y sorprendan a toda su familia, eso sí, hay que hacerlo con amor, porque sino, sólo por compromiso, les falta el ingrediente más importante!! EXITO, porque dicen que SUERTE se les desea a los mediocres!!
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LES DEJO UNA LISTA CON LOS ALIMENTOS QUE, HAN DESCUBIERTO RECIENTEMENTE UN GRUPO DE CIENTÍFICOS,PARECE, QUE SON INDISPENSABLES PARA CONSERVAR LA SALUD:
-remolacha
-repollo
-acelga
-canela
-granada
-ciruelas secas
-semillas de zapallo
-sardinas
-cúrcuma
-arándanos
-puré de calabaza
A INCLUIRLOS EN LA DIETA DE TODA LA FAMILIA!!
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UN CHISTE TONTO PERO GRACIOSO...PORQUE LA RISA ES SALUD:
Llega el padre a la casa y le pregunta asus hijos:
-chicos, ayudaron a mamá hoy?
Pablito dice-yo lavé los platos!
Dieguito dice-yo los sequé!
Martincito dice-y yo junté con la escoba y la pala toooodos los pedacitos de platos que quedaron en el piso!
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HOY LEEMOS...
"El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. <
>, me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato.<>, me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y lo interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro si se refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y en el instante de la desgracia estaba callendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor al obispo.
Santiago Nasar se puso un pantalón y una camisa de lino blanco, ambas piezas sin almidón, iguales a las que se había puesto el día anterior para la boda. Era un atuendo de ocasión. De no haber sido por la llegada del obispo se habría puesto el vestido de caqui y las botas de montar con que se iba los lunes a El Divino Rostro, la hacienda de ganado que heredó de su padre, y que él administraba con muy buen juicio aunque sin mucha fortuna. En el monte llevaba al cinto una 357 Magnum, cuyas balas blindadas, según él decía, poodían partir un caballo por la cintura. En época de perdices llevaba también sus aperos de cetrería. En el armario tenía además un rifle 30.06 Mannlicher-Schônauer, un rifle 300 Holland Magnum, un 22 Hornet con mira telescópica de dos dos poderes, y una Winchester de repetición. Siempre dormía como durmió su padre, con el arma escondida dentro de la funda de la almohada, pero antes de abandonar la casa aquel día le sacó los proyectiles y la puso en la gaveta de la mesa de noche.<>, me dijo su madre. Yo lo sabía, y sabía además que guardaba las armas en un lugar y escondía la munición en otro lugar muy apartado, de modo que nadie cediera ni por casualidad a la tentación de cargarlas dentro de la casa. Era una costumbre sabia impuesta por su padre desde una mañana en que una sirvienta sacudió la almohada para quitarle la funda, y la pistola se disparó al chocar contra el suelo, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, pasó con un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza. Santiago Nasar, que entonces era muy niño, no olvidó nunca la lección de aquel percance.
La última imagen que su madre tenía de él era la de su paso fugaz por el dormitorio. La había despertado cuando trataba de encontrar a tientas una aspirina en el botiquín del baño, y ella encendió la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la mano, como habría de recordarlo para siempre. Santiago Nasar le contó entonces el sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.
-Todos los sueños con pájaros son de buena salud-dijo."
DE "CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA" DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, "GABO"(ARACATAMA, COLOMBIA, 1928)
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